La luna ha sido por siglos motivo de inspiración y misterio, pero uno de los grandes atractivos de este mes que le rodean es justo el esperado eclipse de luna, el cual tendrá lugar esta noche del 5 de mayo, y que a su vez coincide con la llamada luna llena del mes o Luna de las Flores o eclipse prenumbral y el cual no volverá a repetirse hasta septiembre de 2042. Este eclipse se formará por la alineación del sol, la tierra y la luna, esta última tomando un color rojizo.
El esperado eclipse de luna podrá ser visible en África, Asia y Australia, por lo que los mexicanos no quedaremos con las ganas de apreciar de este fenómeno natural, sin embargo, aún podremos disfrutar de su esplendor máximo, ya se trata de la primera luna llena del mes conocida como luna de flores o superluna de flores, ya que solo aparece durante el florecimiento de los campos justo en la temporada de primavera.
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La leyenda del conejo en la luna y su relación con Quetzalcóatl
Lejos de entristecernos por no poder disfrutar del eclipse de luna, hay algunas historias que envuelven el misticismo que la rodea, una de las cuales hace referencia al famoso conejo que se refleja en la luna. Aunque parece que se trata de una historia más, la leyenda es una de las más antiguas del mundo prehispánico y narra el viaje de Quetzalcóatl por la tierra y su peculiar encuentro con un pequeño ser.
La leyenda náhuatl señala que un día el dios Quetzalcóatl visitó la tierra porque quería observar de cerca el mundo de los hombres, el cual ayudó a crear con mucho amor y esmero. Para poder lograrlo, tuvo que adoptar la forma de un hombre común a fin de pasar inadvertido para los demás habitantes, ya que él y sus hermanos eran venerados por todos los rincones del Anáhuac, nombre con el que popularmente se le conocía a lo que hoy conocemos como México.
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Al explorar la tierra, Quetzalcóatl encontró a un pueblo feliz y próspero por lo que se tomó el tiempo de recorrer a pie la zona y maravillarse con la belleza natural, recorriendo desde los campos hasta los más áridos desiertos. Era tanta su emoción que el dios olvidó comer o tomar un descanso durante varios día, por lo que una noche se sentó a admirar un valle por el que se encontraba y a su lado llegó a sentarse un pequeño conejo que salió a cenar.
Quetzalcóatl notó por un momento los movimientos del conejo y notó que en sus ojos se reflejaba el cielo estrellado por lo que se animó a preguntarle qué era lo que comía. El conejo respondió que comía un poco de zacate e incluso ofreció un poco al dios, quien amable respondió que él no comía eso. El pequeño conejo siguió insistiendo al ofrecer una zanahoria, pero también fue rechazado aunque el dios moría de hambre.
Quetzalcóatl sabía que su cuerpo mortal podría morir, pero su espíritu continuaría para retomar su forma como serpiente emplumada y fue entonces que el conejo se ofreció en sacrificio para ser comido y que el dios recuperará sus fuerzas. La acción del pequeño ser conmovió a Quetzalcóatl, por lo que en agradecimiento le regaló un viaje por el cielo para que pudiera observar las estrellas, pero al acercarlo demasiado a la luna, la serpiente emplumada se dio cuenta que el reflejo del conejo había quedado plasmado en la luna, esa que tanto amaba.