CONOCE MÉXICO

La pelea entre un ingeniero y un arquitecto que provoca que Bellas Artes se esté hundiendo

La historia detrás de la creación de este palacio es fascinante. Desde sus inicios hasta la actualidad, te invitamos a recorrer su evolución

Palacio de Bellas Artes.¿Se está hundiendo? Créditos: Pexels/ Julio Maciel
Escrito en DESTINOS el

El Palacio de Bellas Artes es el recinto dedicado a las artes más importante de la Ciudad de México. Este histórico edificio, que recientemente celebró 90 años desde su inauguración, tiene una enorme trayectoria. Sin embargo, al estar asentado sobre montmorillonita, un tipo de arcilla, se hunde constantemente. Este problema no es nuevo; ya dos años después del inicio de su construcción comenzaron a notarse los primeros indicios.

La historia detrás de la creación y construcción del Palacio de Bellas Artes es fascinante y llena de drama. Durante el proceso, surgieron intensas disputas entre el ingeniero y el arquitecto a cargo. Además, debido a la Revolución, ninguno de ellos pudo finalizar la obra. Quédate para conocer todos los detalles.

La historia detrás de la creación de Bellas Artes

En la actualidad, si te paras frente a la fachada principal del Palacio de Bellas Artes, notarás que el edificio se encuentra por debajo del nivel de la calle. Es un hecho conocido por muchos capitalinos que no solo el Palacio de Bellas Artes está hundiéndose, sino la ciudad en su conjunto. Esto se debe a que, durante siglos, se han agotado los mantos acuíferos subterráneos, lo que ha provocado su desecación. A menudo, este fenómeno se toma a la ligera como una broma o un dato curioso, pero en realidad es una situación muy preocupante.

Hoy te contaremos cómo una discusión contribuyó al hundimiento del Palacio de Bellas Artes, más allá de la situación general de la ciudad. Todo comenzó a inicios del siglo pasado, cuando el presidente Porfirio Díaz impulsó un plan de urbanización acelerada para conmemorar el centenario de la Independencia. Para ello, encargó la construcción de un nuevo teatro nacional al arquitecto italiano Adamo Boari y al ingeniero mexicano Gonzalo Garita.

La historia de por qué Bellas Artes se está hundiendo. Pexels/ Jimmy Elizarraras

Boari y Garita se conocían desde 1897, y según la narración de Silva Contreras en "Arquitectos y contratistas modernos en México", Boari afirmaba que en su construcción los muros no estaban diseñados para sostenerse, sino para ser sostenidos. Por ello, idearon un plan específico para el edificio, considerando que estaba asentado en arcilla, en una zona sísmica y con materiales tan pesados como mármol y metal. El panorama no era fácil, y las diferencias entre Boari y Garita fueron tan significativas que el primero abandonó el proyecto incluso antes de que se colocara la primera piedra, colocada en 1905.

Antes de iniciar el proyecto, Boari había viajado a Estados Unidos y Europa para estudiar otros teatros del mundo de similar magnitud a los que solicitaba el gobierno porfirista. Estas impresionantes construcciones se convirtieron en su objetivo, con detalles espectaculares y materiales imponentes. Sin embargo, desde 1907, la obra comenzó a mostrar signos de hundimiento. Aunque estaba planeada para completarse en cuatro años, la Revolución Mexicana estalló y afectó el progreso, y para 1916, Boari dejó México.

¿Cuándo se inauguró el Palacio de Bellas Artes?

Después de que Boari abandonara el proyecto del Palacio inconcluso, no fue hasta 1932 que el presidente Pascual Ortiz Rubio lo retomó de manera definitiva, aunque ya había habido intentos anteriores. En esta ocasión, el arquitecto Federico Mariscal asumió la responsabilidad del proyecto, consciente de los peligros que presentaba la estructura, pero decidió seguir adelante.

El Palacio cuenta con una estructura tan sólida que ha resistido sismos y está diseñado para ser a prueba de fuego. De hecho, alberga el único telón antifuego en el mundo de los teatros de ópera, compuesto por una cortina de hierro y cristal. Sin embargo, el principal riesgo sigue siendo su hundimiento. El Palacio fue inaugurado en 1934 por el presidente Abelardo L. Rodríguez, con la obra teatral "La verdad sospechosa" de Juan Ruiz de Alarcón.